Contenido
Introducción __________________________________________________________________ 1
I. La Pastoral en la Terminología Bíblica _______________________________________________ 2
En el Antiguo Testamento
En el Nuevo Testamento
Elección y Llamado de Pastores
II. Direcciones de la Acción de Jesús __________________________________________________ 3
La Relación con el Padre
La Proclamación del Reino
El Grupo de los Doce
III. La acción de la Primera Comunidad Cristiana _________________________________________ 4
IV. Renovación postconciliar de la Teología Pastoral ______________________________________ 5
Desarrollo después del Concilio Vaticano II
Enfoque Histórico y Contextual
Relación entre Teología y Magisterio
V. Del Pasado al Presente: Una Teología Pastoral Viva _____________________________________ 6
VI. Conclusión ____________________________________________________________________ 7
Introducción
En el vasto tejido de la teología, la figura del pastor emerge como un hilo conductor esencial
que conecta la esencia misma de la fe con la práctica diaria de la comunidad cristiana. La
Biblia, como fuente inagotable de sabiduría divina, nos proporciona fundamentos sólidos
para comprender la Teología Pastoral desde sus cimientos más profundos. En esta
exploración, nos sumergiremos en la riqueza de las Escrituras para desentrañar el significado
intrínseco del término "Pastor", examinando las características distintivas de aquellos
llamados a pastorear el rebaño de Dios. A medida que nos sumergimos en este viaje, no
podemos pasar por alto la obra suprema de pastoreo encarnada por Jesucristo mismo, cuyo
ejemplo y enseñanzas resplandecen como el faro que guía a todos aquellos que asumen la
responsabilidad pastoral. Vamos a descubrir juntos cómo la Biblia no solo justifica, sino que
también ilumina la Teología Pastoral, proporcionando un cimiento sólido para aquellos que
se dedican a guiar y nutrir la fe de la comunidad cristiana.
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I. La Pastoral en la Terminología Bíblica
En el Antiguo Testamento:
La metáfora del pastor, profundamente arraigada en la cultura de Israel, emerge como un
vínculo vital entre Dios y su pueblo. Desde el éxodo, donde Dios guía a su rebaño hacia la
libertad, hasta la constante protección y ternura expresada en términos pastoriles, la Biblia
nos presenta a Dios como el pastor fiel de Israel. La infidelidad de los pastores humanos
desencadena la intervención divina, con la promesa de nuevos pastores según el corazón de
Dios para restaurar al pueblo.
En el Nuevo Testamento:
Cristo, al interpretar su misión desde el contexto cultural de su tiempo, adopta la terminología
pastoral para describir su obra. Jesús se revela como el cumplimiento de la profecía
mesiánica del buen pastor. Utiliza imágenes evocadoras para ilustrar su papel único,
contrastando su fidelidad con las recriminaciones dirigidas a los pastores infieles del Antiguo
Testamento. La novedad de un rebaño universal, que incluye a aquellos fuera del redil judío,
refleja la visión de un solo rebaño bajo un solo pastor.
Elección y Llamado de Pastores:
Aunque el lenguaje pastoril no se utiliza de manera extensiva para referirse a los discípulos,
la elección y el llamado en libertad de aquellos que acompañaron a Jesús destaca su conexión
inherente con la obra pastoral de Cristo. La comisión explícita dada a Pedro de apacentar las
ovejas y corderos de Jesús subraya la transmisión de la responsabilidad pastoral.
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II. Direcciones de la Acción de Jesús
La Relación con el Padre:
Continuamos explorando las dimensiones de la acción pastoral de Jesús, centrándonos ahora
en las direcciones fundamentales que marcaron su ministerio y que, posteriormente,
influyeron en la acción de la Iglesia y sus pastores. Uno de los aspectos cruciales es la
relación única que Jesús mantiene con el Padre, delineando así la esencia de su acción
pastoral.
Jesús, consciente de ser el pastor esperado, se percibe a sí mismo en una relación intrínseca
con el Padre. Esta conexión no solo define su existencia, sino que también configura su
misión pastoral. La autoridad de su palabra, su libertad ante la ley y la tradición, y la potencia
de sus obras se interpretan desde este origen relacional, revelando la esencia del Padre.
El carácter relacional de la existencia de Jesús se manifiesta en su constante referencia al
Padre, a quien llama con el íntimo término "Abba". Esta relación no es meramente teórica;
más bien, convierte a Jesús en el enviado que encarna el comportamiento divino ante el
mundo. Su vida se convierte en una "exégesis" de Dios, haciendo que su existencia misma
sea una narración de la divinidad.
La oración, práctica central en la vida de Jesús, revela la profundidad de su relación con el
Padre. Desde la elección de los apóstoles hasta momentos cruciales como la resurrección de
Lázaro o la cena, Jesús busca la voluntad del Padre a través de la oración. Su mensaje se
centra en Dios, y sus obras son la manifestación de la acción divina en el mundo.
Esta relación única se refleja en la confianza absoluta de Jesús en el Padre, incluso en los
momentos más difíciles. Su fidelidad al plan divino se manifiesta hasta en la muerte. Jesús no
solo revela a un Dios desconocido, sino que establece una relación íntima con el Padre,
destacando que quien lo ha visto a él, ha visto al Padre.
La Proclamación del Reino:
En el epicentro de la misión de Jesús se erige el Reino de Dios, una realidad que proclama su
llegada inminente (Me 1,15). Aunque no proporciona una definición intelectual clara, el
Reino se convierte en el eje de su vida, expresándose a través de sus palabras, obras y
existencia misma.
Este Reino se caracteriza por la preeminencia de Dios en su decisión, gratuidad y amor; su
manifestación definitiva y la postura que se adopte ante él; y la salvación del ser humano,
implicando una bienaventuranza que comienza en el presente y alcanza su plenitud
escatológica. Transformando la realidad desde las acciones de Jesús, el Reino se manifiesta
en la liberación del mal físico y moral, estableciendo comunión, tanto entre Jesús y el Padre
como entre los discípulos y los pecadores.
Las palabras de Jesús ilustran la llegada del Reino, dando significado a sus gestos
aparentemente ambiguos. Las parábolas funcionan como narraciones alegóricas y metafóricas
que revelan la plenitud del Reino, siendo la vida de Jesús la clave interpretativa definitiva.
Con características nuevas, el Reino adquiere centralidad en el mensaje de Jesús, llega
gratuitamente para todos, incluyendo a aquellos considerados excluidos, y se manifiesta
última y plenamente en el misterio pascual de Jesucristo.
El Grupo de los Doce:
La acción de Jesús y su misión no pueden entenderse sin la elección consciente de los doce.
Estos discípulos, seleccionados para vivir y ser enviados a la tarea del Reino, participan en la
intimidad de Jesús y comprenden el significado de su vida.
La elección de los doce se justifica por la necesidad de asociar a otros a la misión de Jesús y
por la significación del nuevo pueblo que emerge con la llegada del Reino. Este grupo,
precursor de la Iglesia, se convierte en creyentes, seguidores y convertidos, mostrando que la
fe es la llave del Reino. El misterio pascual transforma a los doce en apóstoles y en la primera
Iglesia, recibiendo el mandato del Señor resucitado y siendo empoderados por el Espíritu de
Pentecostés para comenzar la acción pastoral de la Iglesia.
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III. La acción de la Primera Comunidad Cristiana
La acción de la primera comunidad cristiana se fundamenta en el misterio de la encarnación y
la presencia continua de Cristo a través del Espíritu en la Iglesia. La Iglesia, como Cuerpo de
Cristo, surge de la Pascua y su ser depende del misterio total de Cristo. La acción pastoral de
la Iglesia se deriva de la misión de Jesús y la recepción del Espíritu en Pentecostés.
La acción pastoral trinitaria de los apóstoles se centra en el anuncio del evangelio, el cambio
de vida y la recepción de los sacramentos, especialmente el bautismo y la eucaristía. Esta
acción se realiza "en nombre de Jesús" y está en constante fidelidad al evangelio.
La comunidad cristiana resultante se caracteriza por la asistencia a la enseñanza apostólica, la
vida en común con un reparto de bienes, la fracción del pan y la oración. La acción pastoral
crea una comunidad con identidad propia y estructuras que evolucionan según las
necesidades de la evangelización y la vida comunitaria.
La estructuración de la Iglesia se adapta a diferentes personas, contextos y necesidades
comunitarias, evolucionando para mantener la acción pastoral. La libertad de los apóstoles
permitió respuestas creativas y cambios en la organización de la Iglesia.
La acción pastoral de la Iglesia está estrechamente relacionada con la teología y el
magisterio, y brota de la interacción de estos ministerios. El diálogo con la historia, la cultura
y los elementos de la historicidad es esencial para la autorrealización de la Iglesia. La acción
pastoral se adapta a las distintas necesidades de evangelización, influida por la situación
sociocultural y la diversidad de destinatarios.
La encarnación cultural es crucial para la misión de la Iglesia, y su diálogo con la realidad se
refleja en elementos como lenguaje, edificios, vestiduras y estructuras. A pesar de los
desafíos, este diálogo es necesario para que la Iglesia continúe su misión.
La acción pastoral no es indiferente ni experimental; más bien, se apoya en la teología y el
magisterio. La teología sostiene y fundamenta la acción concreta de la Iglesia en diversas
situaciones. El diálogo entre la pastoral y la teología ha sido fructífero, influyendo
mutuamente en el desarrollo de ambas áreas.
La jerarquía juega un papel crucial en las decisiones finales de la acción pastoral, destacando
la importancia del magisterio y la autoridad en la Iglesia. El diálogo entre la pastoral y la
teología, guiado por el Espíritu, ha sido esencial para la evolución y seriedad de las acciones
pastorales.
En cuanto a la historia de la teología pastoral, se menciona el nacimiento en el contexto de la
reforma universitaria de María Teresa de Austria en 1774. La teología pastoral inicial se centró en la formación práctica de pastores como funcionarios
estatales, bajo la influencia del josefismo. Surgió como una disciplina pragmática, más
orientada al arte y la técnica que a una ciencia, pero marcó el inicio de la conexión entre la
teología y la realidad social de la Iglesia.
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IV. Renovación postconciliar de la Teología Pastoral
Desarrollo después del Concilio Vaticano II:
Ecumenismo y Diálogo Interreligioso: El Concilio Vaticano II promovió el ecumenismo y el
diálogo interreligioso, influyendo directamente en la Teología Pastoral. La visión unilateral
de la jerarquía cede espacio a una comprensión más amplia e inclusiva de la comunidad
cristiana, abriéndose a la colaboración ecuménica y al respeto por otras tradiciones religiosas.
Participación de los Laicos: A diferencia de la anterior perspectiva que excluía a menudo a
los laicos, la renovación postconciliar reconoce y promueve la participación activa de todos
los miembros del Pueblo de Dios en la vida y misión de la Iglesia. Los laicos dejan de ser
considerados simplemente receptores pasivos para convertirse en colaboradores esenciales en
la acción pastoral.
Enfoque Histórico y Contextual:
Conciencia Histórico-Social: La Teología Pastoral renovada tiene en cuenta la conciencia
histórico-social de la Iglesia. Se reconoce la importancia de comprender la situación concreta
de la sociedad y dialogar con ella. La historicidad se convierte en un elemento clave para
abordar los desafíos contemporáneos.
Diálogo con la Cultura: La acción pastoral ya no se limita a una estructura rígida y jurídica,
sino que se abre al diálogo con la cultura. La encarnación cultural se considera esencial para
la evangelización efectiva. La Iglesia asume elementos culturales para expresar el Evangelio
de manera relevante, utilizando lenguaje, edificios, vestimenta y estructuras que resuenen con
la sociedad.
Relación entre Teología y Magisterio:
Teología como Fundamento de la Acción Pastoral: La Teología Pastoral post-conciliar
reconoce la necesidad de un diálogo continuo entre la teología y la acción pastoral. A
diferencia de la anterior separación entre teología y pastoral, se entiende que una acción
pastoral sólida y relevante debe basarse en una teología que reflexione sobre la tradición, la
salvación, la Iglesia y la evangelización.
Acción del Espíritu Santo: Se destaca la acción del Espíritu Santo en la dirección de la
Iglesia. La teología y la pastoral son vistas como colaboradoras en la obra del Espíritu Santo,
quien guía a la Iglesia y utiliza el pensamiento y la reflexión teológica para llevar a cabo su
obra.
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V. Del Pasado al Presente: Una Teología Pastoral Viva
En Efesios 4:11-12, Pablo resalta la función vital de pastores y maestros en la edificación del
cuerpo de Cristo, indicando que estos roles persisten y son fundamentales para la salud
espiritual de la comunidad. Además, Mateo 9:36 destaca la compasión de Jesús hacia las
multitudes, sirviendo como inspiración para los pastores contemporáneos en su servicio
pastoral.
La encíclica "Evangelii Gaudium" del Papa Francisco aborda la alegría del Evangelio y
subraya la importancia de un pastoreo cercano y compasivo en el mundo actual. Asimismo, la
constitución apostólica "Veritatis Splendor" del Papa Juan Pablo II proporciona una guía
ética crucial para los pastores en la toma de decisiones fundamentadas en la verdad revelada.
La declaración pastoral "Gaudium et Spes" del Concilio Vaticano II destaca la conexión
intrínseca entre la acción pastoral y la realidad del mundo contemporáneo. Esto recalca la
importancia de la adaptabilidad y la respuesta activa de la Iglesia a los desafíos actuales.
Documentos como "Ecclesia in Asia" del Papa Juan Pablo II y "Evangelii Nuntiandi" de
Pablo VI ofrecen valiosas perspectivas sobre la inculturación del Evangelio en diversas
realidades culturales, subrayando la necesidad de que la Iglesia se relacione efectivamente
con la diversidad cultural de su tiempo.
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VI. Conclusión
En el transcurso de este estudio, hemos explorado las profundidades de la teología pastoral,
comenzando con las raíces bíblicas de la figura del pastor y continuando hasta la renovación
postconciliar. Desde las enseñanzas de Jesús como el Buen Pastor hasta la aplicación práctica
en la Iglesia actual, hemos delineado cómo las Escrituras, las encíclicas y los documentos del
magisterio dan forma a una teología pastoral viva y dinámica.
Este viaje nos ha llevado a entender que la teología pastoral no es una disciplina estática, sino
una guía en constante evolución para la Iglesia. La conexión entre las enseñanzas bíblicas y la
realidad contemporánea, evidenciada por las citas bíblicas y los documentos del magisterio,
destaca la relevancia perenne de la pastoral en la vida de la Iglesia.
Al adoptar una perspectiva que integra la riqueza bíblica con la sabiduría de la tradición y la
orientación del magisterio, la Iglesia puede avanzar con confianza en su misión pastoral en un
mundo en constante cambio.
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